(344 palabras) La obra "Cherry Orchard", que se publicó por primera vez en 1904, contiene una gran cantidad de razones para la reflexión. También puede ver un problema que conecta todo: el problema del pasado, presente y futuro, eras que rompen los lazos entre ellos. Chekhov muestra el pasado en la persona de Gayev y Ranevskaya. Conocemos su destino: una existencia exaltada, hermosa pero ociosa. Estos personajes son insostenibles, poco prácticos. El escritor dice abiertamente que esas personas simplemente no tienen mañana. Viven los restos de los viejos tiempos. El presente es Lopakhin, un comerciante que se venga del pasado, pero que no construye el futuro. Y Chéjov ve el futuro en dos personajes: Ana (hija de Love Andreevna Ranevskaya) y Pete (hijo de un farmacéutico). Aquí vale la pena detenerse, porque es interesante lo que el autor profetiza a Rusia.
Petya Trofimov es un estudiante que tiene que abrirse camino en la vida. Él, como todo el pueblo ruso, soporta todas las dificultades de la vida moderna. Es pobre, pero orgulloso y seguro de sí mismo. Anya recibió la educación noble habitual. Trofimov tiene una gran influencia en la niña. Ella se distingue por la sinceridad genuina. La vida está en su apogeo. Anya está lista para dejar el pasado, aprobar los exámenes para el curso en el gimnasio y partir mañana, sin importar lo que él le prometa. Anton Pavlovich dejó en claro cómo ve el futuro con la frase de Petia Trofimov: "Toda Rusia es nuestro jardín". La generación más joven creía que tal jardín no tiene futuro. Su idea era destruir el viejo orden y luego construir uno nuevo, hermoso y perfecto. Es fácil establecer un paralelismo: mientras las personas se aferren tan fuertemente a este viejo huerto de cerezos, nunca podrán mirar hacia adelante. Pero la nueva generación no está ligada a las "leyendas de la antigua antigüedad" y ve su misión en una transformación radical de la realidad. Sin embargo, aún no ha ganado fuerza, porque Peter habla bien, pero hace poco para confirmar sus palabras.
Por lo tanto, Anya y Petya tampoco tienen una idea clara de qué hacer mañana, cómo corregir los errores del pasado. Piensan en imágenes abstractas y evitan detalles. Esto se debe al hecho de que el propio Chéjov no sabía cómo sería la sociedad en el futuro cercano y, por lo tanto, no podía dar una caracterización de la nueva generación. Pero Anton Pavlovich dejó en claro que los "motores del progreso" ya están naciendo y pronto reemplazarán a la vieja era.